Capítulo 1:
¿Quién fue Pablo, el fariseo de Tarso?
1. Las fuentes informativas
Ya muchos ha emprendido este trabajo de rastrear datos sobre la vida de Pablo.5 Las fuentes históricas que tenemos a disposición para reconstruir en lo sustantivo la figura de Pablo figuran en el NT: las mismas cartas atribuidas a Pablo y una gran parte del libro de los Hechos de los Apóstoles. “Dos fuentes independientes que se confirman y se complementan, a pesar de algunas divergencias de detalle”.6 Es claro que la discusión todavía está abierta sobre la vida y enseñanzas de Pablo ya que todo depende del valor que demos a estas dos fuentes.7 Otras obras posteriores caen en lo novelesco y fantasioso por lo que no merecen nuestro crédito.8 No obstante, debemos decir que aun las informaciones que el NT aporta sobre Pablo deben ser estudiadas críticamente ya que cada texto tiene una finalidad específica, pertenece a un género literario determinado y, en fin, ha tenido su Sitz im Leben irrepetible y fuertemente anclado en la cultura de su tiempo.
a) Las siete Cartas. Por lo que se refiere a las cartas como fuentes informativas de primera mano conviene recordar brevísimamente algunas premisas: reconocemos tradicionalmente trece Cartas que la Iglesia ha atribuido a Pablo. Se excluye obviamente la Carta a los Hebreos por su estilo y temática totalmente lejanos de aquéllos de las cartas paulinas. Se pone en duda la paternidad paulina de las Cartas Pastorales: 1-2 Timoteo y Tito que corresponderían más bien a escritos pseudoepigráficos de la segunda generación.9 Entre la correspondencia de Pablo tenemos, pues, siete Cartas indiscutiblemente paulinas, a saber: Ro, 1-2 Co, Ga, Flp, 1 Ts y Flm. La Carta a los Efesios, “una de las obras más ricas y complejas del NT”,10 podría ser atribuida a un discípulo de Pablo que trata de actualizar la teología paulina en las circunstancias dolorosas que vive la comunidad cristiana por los años 70 d.C. La 2 Ts y Col están en discusión en este momento.
Pablo es el principal informante sobre sí mismo en sus Cartas: aunque Pablo nunca nos diga en ellas que nació en Tarso, nos dice que era un judío cabal: “circuncidado a los ocho días de nacer, israelita de nación, de la tribu de Benjamín, hebreo de pura cepa y, por lo que toca a la ley, fariseo; si se trata de intolerancia, fui perseguidor de la Iglesia; si de la rectitud que propone la ley, era intachable” (Flp 3,5-6); que fue llamado a la fe en el camino de Damasco; que luego estuvo en Siria y Arabia; que después de tres años fue a Jerusalén por quince días para entrevistarse con Cefas-Pedro; que de allí partió a Siria y Cilicia donde ejerció su ministerio; después de catorce años volvió a Jerusalén para discutir con las “columnas” de la Iglesia madre (Santiago, Pedro, Juan) sobre los principios en los que se fundaba su apostolado entre los Gentiles; poco tiempo después se enfrenta con Pedro en Antioquía. Después tiene lugar una intensa actividad misionera por la costa y el interior de Asia Menor, Macedonia, Acaya; luego viaja a Jerusalén llevando la colecta que él había organizado para los pobres de la ciudad santa; pensaba ir a España desde Jerusalén pasando por Roma.
b) Hechos de los Apóstoles. Lo primero que hay que tener en cuenta es que Hch no hace alusión alguna a las cartas de Pablo, y es curioso ya que Lucas escribe esta obra hacia el año 85, al menos treinta años después de la redacción de las cartas atribuidas con certeza a Pablo. Todo lo cual hace surgir la duda de si Lucas conoció realmente a Pablo.11 Es dable imaginar que en este lapso las circunstancias que describían las cartas habían cambiado sustancialmente.12 Por lo que concierne a Hechos como segunda fuente de información, tengamos en cuenta que esta obra lucana dedica a Pablo la mayor parte de su narración dándole el nombre semítico de Saulo. No obstante, hay que advertir la libertad literaria con que Lucas aborda el ministerio de Pablo -como lo había hecho con el de Jesús- ciñéndose a la habitual práctica historiográfica de su época. Por lo mismo, en caso de discordancia, la información de las Cartas prevalece sobre la de los Hechos.13
Pablo nace en Tarso, importante por su numerosa población y su cultura.14 Una ciudad prestigiosa que sentía orgullo de sí misma: era “la ciudad grande y feliz”, según Jenofonte. Pablo, con un poco de vanidad, dirá un día al tribuno que lo confunde con un vulgar agitador egipcio: “Yo soy un judío, ciudadano de Tarso, ciudad bien conocida de Cilicia” (Hch 21,39). Situada estratégicamente en un cruce de vías en la llanura de Cilicia, protegida por las cimas del Tauro y unida al mar por el río Cidno, Tarso se preciaba de ser una de las capitales del comercio internacional y un centro de la cultura helénica. Allí se fundían en un sincretismo apasionante el arte de vivir griego con las ideas religiosas de oriente; el culto imperial con las religiones mistéricas y las magias de Atis y de Cibeles (Astarté).
A. Brunot nos describe la mezcla de lo religoso en Tarso: “En cuanto a las formas religiosas que, al igual que en todos los puertos mediterráneos, se mezclaban en Tarso en un sincretismo tan apasionante como confuso, se desplegaban los desenfrenos místicos de las multitudes, al ritmo de flautas y tamboriles, ante la pira en la que cada año se quemaba al viejo Baal de Tarso, ante los taurobolios sagrados donde los adeptos de Mitra se aspergían con la sangre de la víctima, en el curso de las voluptuosas procesiones en honor del bello adolescente Adonis. Los bateleros y los comerciantes romanos, griegos, egipcios, españoles y cretenses, los marinos de Tracia y de Cartago, hombres de raza negra o de ojos rasgados circulaban por las calles o por los muelles del puerto. En esa ciudad cosmopolita el Dios verdadero no era desconocido. Atraídos por el comercio, había un gran número de judíos. Agrupados en comunidad en torno de una sinagoga, no vivían en ghetto, sino que se mezclaban en la vida pública en sus diversos aspectos, incluso en la administración misma, se hacían ardientes propagandistas del Judaísmo y trabajaban por la conquista espiritual del Imperio”.15 Pablo desde niño bebe de esta cultura de Tarso, y en este cruce de contrastes adquiere un espíritu abierto, multirracial; apasionado por el hombre, la ciudad, la sociedad, el derecho, los juegos del estadio y la disciplina militar, en suma, una cultura urbana que marca diferencia con la campestre de Jesús de Nazaret.
Su nombre doble Saulo-Pablo (Shaul - PauloV), hebreo y griego, encarna el encuentro de dos mundos diferentes y complementarios. Es probable, como decía san Jerónimo, que su padres, de la secta farisea, provinieran de Galilea y, como lo dice Pablo, pertenecían a la tribu de Benjamín que en los orígenes de la monarquía israelita había aportado el primer rey: Saúl. Ese nombre, precisamente recibirá el pequeño tarsiota el día de su circuncisión.
2. Pablo, el ciudadano romano
Por la colaboración que había prestado a los veteranos de guerra Tarso tenía privilegios especiales: sus habitantes tenían la ciudadanía romana, por lo mismo Pablo es ciudadano romano por derecho, título que Pablo invocará cuando se enfrente con la autoridad romana (Hch 16,37; 22,25-29; 23,27). En Tarso recibe su primera instrucción. La enseñanza primaria es expresada con la palabra griega anateqrammenoi, en cambio, la superior se revela en pepaideumenoV. Más adelante recibirá su exquisita educación rabínica y farisaica en Jerusalén, en la escuela de Gamaliel (Hch 22,3; 5,34-39). Pablo recordará: “Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad” (Hch 22,3). En Jerusalén, donde tiene una hermana y un sobrino (Hch 23,16), vivirá mientras duren sus estudios, pero no se encontrará nunca con su contemporáneo Jesús de Nazaret. Jerusalén, desde antiguo, se había convertido en una especie de ciudad universitaria donde las familias burguesas enviaban a sus hijos a completar su formación religiosa. Así, a los pies del ilustre Gamaliel, Pablo se preparó para entrar en el mundo misterioso de la Biblia y en el complicado desafío de su exégesis e interpretación. Su lengua materna es el griego, con un buen conocimiento de la filosofía helénica, como se demuestra por sus escritos.
3. Pablo, el obrero
Según la costumbre judía, Pablo se iniciará muy pronto en un oficio artesanal, en su caso, la fabricación de tiendas de pelo de cabra: skhnopoioV, profesión que mencionará varias veces: “trabajando día y noche para no ser gravoso a nadie” (1 Ts 2,9; cf. 2 Co 11,7-10). Cilicia, cuya capital es Tarso, tenía abundantes rebaños de cabras de pelo rudo con el cual se hacían las lonas, llamadas cilicios. Pablo trabajará en este oficio manual -tan despreciado por la cultura greco-romana- a lo largo de su vida complementando así su formación intelectual.16 En Hch 20,34 Pablo dirá con orgullo: “Ustedes saben que estas manos proveyeron a mis necesidades y a la de mis compañeros”. Excepcionalmente acepta ayudas de sus filipenses (Flp 4,15-16). 17
4. Personalidad de Pablo 18
Si la actividad incesante de Pablo nos aparece nítida en los escritos, no es menos clara la mención a su carácter y psicología. Se presenta según las circunstancias tímido, afectuoso, agresivo, temeroso, mordaz, descalificatorio, irónico, seguro de sí mismo y de su valor, humilde en su condición de “último” de los apóstoles. La inteligencia, la afectividad y la sensibilidad están en él bien dosificadas de manera de regir su entera actividad y relaciones. Todo sumado hace de Pablo un personaje profundamente humano.19
La actividad tan variada y tan incesante de Pablo nos hace inducir que Pablo es un místico de la acción. Trabaja contra el tiempo como corriendo en un estadio tras una meta y olvidándose de lo que quedó atrás (Flp 3,14). Apasionado por Dios hace de él su centro vital, persiguiendo primero a los que él llama herejes y alejados de la Ley y, después de su conversión, predica a Jesucristo con igual pasión, celo y generosidad. Hace mención de todos sus trabajos, sufrimientos y gracias especiales20 no por un afán de sobresalir sino para mostrar con humildad que la gracia del Señor no es estéril en él (1 Cor 15,10; 2 Cor 11-12) y porque en sus debilidades se muestra el poder de Dios (2 Cor 12,5.9.10). La evangelización es para él un encargo del resucitado por lo mismo entrega el evangelio gratuitamente y con generosidad sin sacar de ello ningún provecho personal (1 Cor 9,17-18). Pablo posee una gran sensibilidad: las persecuciones y calumnias de los enemigos lo hacen sufrir y reaccionar, pero lo que le importa no es su propio prestigio sino la buena marcha del evangelio; en tal caso es capaz de responder con violencia, con insultos y maldiciones (Flp 3,2.18-19), o con impaciencia como a los gálatas que quieren traicionar la fe (Ga 3,1-3). Frente a sus hermanos judíos, tanto los enfrenta y los enjuicia con vehemencia, cuanto les manifiesta su amor entrañable ofreciéndose él a ser “anatema” con tal de que se salven (Ro 9,2-3); con los corintios convertidos del paganismo muestra un cariño mayor: “me desgastaré con alegría por ustedes. Si los amo ¿seré menos amado? (2 Co12,15); o con un confiado abandono frente a los filipenses: “Hermanos míos queridos y añorados, gozo y corona mía, permanezcan firmes en el Señor, queridos” (Flp 4,1). Se trata de un amor fraterno y a la vez paternal, en la conciencia de haberlos engendrado por el evangelio a una vida nueva. Sólo es este amor a las iglesias lo que le retiene ante el deseo de morir y estar con Cristo (Flp 1,24). Pablo posee una tenacidad y perseverancia a toda prueba: nada lo puede detener en el camino del evangelio, ni la enfermedad ni la falta de dinero (Ga 4,14; 2 Cor 12,7), como nada lo puede separar del amor de Cristo (Ro 8,31-39). Pablo posee una notoria inteligencia que le permite usar en sus argumentaciones tanto la diatriba cínico-estoica cuanto las reglas rabínicas que probaban a partir de las Escrituras; se mueve cómodamente exponiendo conceptos abstractos pero no le resulta tan sencillo cuando recurre a las metáforas típicas de los evangelios.21 Como dice la BJ: “A un corazón ardiente se une en él una inteligencia lúcida, lógica, exigente, solícita por exponer la fe según las necesidades de sus oyentes”.22
5. Cronología paulina 23
Podemos situar el ministerio de Pablo entre los años 30 y 50/60 d.C. Jesús de Nazaret habría muerto en la Pascua del año 30 (Pilato gobierna entre el 26 y el 36 d.C.). La persecución de los cristianos en Damasco y la conversión de Pablo podría haber sucedido en los años 30/31 como fecha mínima y por los años 36/37 como fecha máxima. En todo caso muy cerca de los orígenes del cristianismo. Por lo que respecta al final del ministerio de Pablo tenemos su presencia en Corinto durante el proconsulado de Galión de Acaya, cuyo mandato su sitúa entre los años 50/52.
Sobre este momento es importante una inscripción de Delfos, descubierta en 1905, que dice: “Tiberio Claudio César Augusto Germánico, soberano pontífice, en el año doce de su tribunado, 26 veces aclamado emperador, saluda a la ciudad de Delfos...mi amigo Lucio Julio Galión me informa...”. El emperador alude a Galión, el personaje ante el cual Pablo debe comparecer tras una permanencia de un año y medio en Corinto (Hch 18,12-17). La incripción está fechada entre enero y el 1 de agosto del año 52. Pablo debió presentarse ante este procónsul en la primavera del 52. Por lo mismo debió haber llegado a Corinto en el 50, inmediatamente después del concilio de Jerusalén, del año 48-49.
Otra fecha que más adelante tendremos ocasión de contextualizar en el marco del apostolado de Pablo es la comparencia ante el procurador Antonio Félix (Hch 23,24; 24,1-27) y de Porcio Festo que le sucedió dos años más tarde. Este careo ante Félix debió ser en el año 57 ó 58. Siendo así las cosas, podemos datar el traslado de Pablo a Roma en los años 55/56 y su muerte en la urbe en el año 60. En el año 64 se data el incendio de Roma y la persecución de los cristianos bajo Nerón.24
6. Cronología de las Cartas
Una datación bastante verosímil de las cartas paulinas auténticas nos la aporta S. Vidal.25
Verano 50: Desde Corinto escribe la 1 Tes enviada por medio de los macedonios que están de visita;
Verano 52: A raíz de la llegada de misioneros judaizantes a Galacia, Pablo escribe desde Efeso Ga y la envía por medio de Tito;
Otoño 52: Pablo recibe en Efeso la visita de los corintios Estéfanas y sus acompañantes que le informan sobre la situación de Corinto, Pablo escribe Cor A26 y la envía con los visitantes;
Primavera 53: Pablo en Efeso recibe una carta desde Corinto traída por “los de la casa de Cloe” que le cuentan acerca de problemas de la comunidad. Pablo escribe Cor B.27
Verano 53: Timoteo de regreso a Efeso informa a Pablo de la llegada de opositores de Pablo a la comunidad de Corinto, Pablo reacciona y escribe Cor C;28
Otoño 53: Después de una breve estadía en Corinto que termina en fracaso, Pablo regresa a Efeso y escribe Cor D29 que envía por medio de Tito que tiene además la misión de pacificar la comunidad. Luego tiene lugar la prisión de Pablo en Efeso.
Fines de 53: Pablo en la cárcel agradece a los filipenses la ayuda económica que le han hecho llegar. Escribe Flp A.30
Comienzos de 54: Epafrodito, el acompañante filipense de Pablo en la cárcel, cae enfermo, cuando ya está sano Pablo escribe Flp B31 y la envía con Epafrodito que regresa a Filipos.
Durante la prisión en Efeso, el esclavo Onésimo de la comunidad de Colosas se escapa de la casa y Pablo lo escusa ante su dueño Filemón habiéndolo bautizado. En esta ocasión Pablo escribe Flm.
Verano 54: Estando Pablo en Macedonia, recibe la visita de Tito que le trae buenas noticas de Corinto, Pablo escribe Cor E32 y la envía con Tito y los otros dos delegados de la colecta. Luego escribe Cor F33 que es una carta circular a las comunidades de Acaya y es enviada por los mismos delegados de la colecta en Acaya.
Comienzos de 55: Pablo escribe Rom A34 que es una carta de comunicación y saludos a la comunidad de Efeso. Es llevada por Febe, la diaconisa de Cencreas.
Primavera 55: Pablo escribe Rom B,35 una larga misiva dirigida a la comunidad de Roma.